Vaquero de antaño

El vaquero, cuyo rostro muestra los signos del trabajo duro bajo el sol y el viento, protagoniza una dedicada rutina que se extiende desde el amanecer hasta el anochecer. Sus manos, ásperas pero hábiles, son capaces de dar forma a cada movimiento mientras extraen la esencia de su labor: una leche fresca y nutritiva. A pesar de los obstáculos, su espíritu inquebrantable y su amor por la vida rural lo mantienen firme. Las fotografías revelan una historia de perseverancia y estrecha conexión con la naturaleza, que poco a poco se desvanece en medio del avance implacable de la modernidad.